La coctelería se sitúa en un nicho privilegiado entre la ciencia, el arte y la magia. La combinación de elementos debe ser exacto y en justa medida para brindar al paladar siempre la misma experiencia. La decoración, el entorno y el servicio, por el contrario, deben ser inspiradores, creativos y concebidos en una mundo alejado de las onzas y los vasos medidores. El toque mágico lo da la elaboración.